Panamá ha sido un territorio marcado por fuerzas imperiales, estratégicas y geográficas que han modelado su identidad. En el corazón del país, una franja administrada durante casi un siglo por una potencia extranjera fracturó el territorio y la noción misma de soberanía, imponiendo límites que aún resuenan en la memoria colectiva. De esa historia de control y vigilancia surgieron lenguajes propios, formas de resistencia y maneras singulares de afirmarse frente a lo ajeno. (En)clave propone un espacio de reflexión sobre esa doble condición: el enclave como encierro y la clave como código. Frente a narrativas hegemónicas y procesos de simplificación cultural, las obras reunidas en este pabellón activan resonancias ocultas, reescriben significados y ensayan nuevas formas de pertenencia. Desde la tensión entre lo impuesto y lo propio, este proyecto invita a pensar la identidad panameña como un territorio en permanente traducción y defensa.